Nací el 26 de diciembre del 1958, en el seno de una familia trabajadora. Mi padre era, por aquel  entonces empleado de banca y profesor mercantil( posteriormente con 4 hijos y con 46 años acabó la carrera de Derecho y se hizo Abogado Penalista) y mi madre era modista,  que trabajaba  en casa haciendo ropa a medida, además de llevar las tareas de la casa, como era habitual por aquel entonces.

Antonio Ortega Soriano

Siempre mostré interés por la ciencias naturales, y por la medicina. Cuando tenía 6 años no me perdía ni un capítulo de la serie de Televisión que se llamaba Centro Médico, conde el protagonista era el Dr. Ganon, un cirujano bien parecido, que prácticamente solucionaba todo tipo de problemas. Después siguió otra serie de Tv. Que se llamaba Marcus Welbi Doctor en Medicina, que terminó por configurar mi fascinación por todo este mundo.

A su vez tenía a mis 2 abuelas, que se habían criado en un pueblo. Mi abuela materna conocía una buena cantidad de plantas en el campo, y ella misma se las aplicaba para curarse. Era típico que te pusiera manzanilla cuando tenías una conjuntivitis, o tomar tomillo cuando estabas empachado, o bien que te diera anís estrellado en infusión cuando tenías gases, o bien  cuando el hermanito recién nacido lloraba por cólicos del  lactante se lo daban a él.

A los nueve años tuve la oportunidad de comprobar la eficacia de estos remedios  “de la abuela” de una forma drástica. En pleno verano, después de un partido de futbol que jugamos a las 12 del mediodía, al lado de la playa, con mis amigos, llegué a mi casa con  un formidable dolor  de cabeza. Era como si la cabeza me fuera a estallar, pero con golpes rítmicos de dentro hacia afuera. Mi madre me administró una Aspirina Infantil ( por cierto, un medicamento muy eficaz, que cada vez se emplea menos por criterios, más bien comerciales que médicos) y después de 3 horas, el dolor de cabeza persistía.  Mi madre, como buena madre, con su buen  ojo clínico para con sus hijos, me dijo..” Antoñito, tú lo que has cogido es una insolación. Voy a ponerte lo que me enseño la yaya que hacen en mi pueblo con los labradores cuando les pasa esto”.. Y cogió, ni corta ni perezosa, un vaso de agua, lo llenó de agua hasta arriba, lo tapó con una servilleta de trapo, le dio la vuelta y me lo colocó encima de la cabeza.  Mi sorpresa fue ver como al cabo de unos 5 minutos  el agua empezó a burbujear, como si estuviera hirviendo, y yo notaba que tal y como iba burbujeando, a mí se me iba marchando el dolor.( todo esto lo veía a través del espejo que había en el lavabo). A los 20 minutos aproximadamente, yo ya no tenía dolor de cabeza y el agua había dejado de burbujear. Me pareció sorprendente, y siempre me quedó gravado esa escena y esa sensación de que se va “apagando “ el dolor tal y como va burbujeando.

Ah! Y el agua del vaso se había quedado extremadamente caliente.  Más tarde, cuando estudié técnicas de cataplasmas y ventosas en medicina natural, me enteré que a esta técnica se le llamaba “ Ventosa de Agua”.

A la edad de  12 años, mi padre calló enfermo de una Hepatitis Crónica, que le obligó a estar casi un año en reposo. El médico de cabecera le recomendó dieta blanda, sin grasas, sin café, pero recuerdo muy bien que le recomendó una mezcla de hierbas con TOMILLO, ROMERO Y BOLDO. Él siempre dijo, que aunque estaban de sabor terriblemente amargo, notaba que le reponían el gran cansancio que tenía y que le mejoraban la digestión.

Pero el impacto definitivo lo tuve  cuando hacía el Curso de Ingreso a la Universidad      ( C-O-U), a la edad de 15 años donde nos invitó el profesor de ciencias a ir  a un ciclo de conferencias en la  Zona Universitaria de Barcelona,  donde por esas casualidades de la vida, había un par de ellas las  daban los médicos de la República Popular China y versaba  sobre la reimplantación de miembros amputados por accidente. Daba bastante dentera ver al paciente con un brazo amputado por una máquina. Aquellos cirujanos  sí que hacían un” trabajo de chinos” pues  iban suturando arteria por arteria, nervio por nervio, hasta volverlo a encajar todo de nuevo. El proceso era muy largo, pero ellos no tenían el problema del tiempo que dure la cirugía como los cirujanos occidentales, siempre procorando hacer lo más rápido posible laintervención debido a  la toxicidad por la anestesia, que es el mayor riesgo en operaciones que duran muchas horas, porque la anestesia  que estos cirujanos chinos empleaban                  ( mejor dicho, analgesia, porque el paciente sentía todo, pero sin dolor) se hacía con ACUPUNTURA. Pequeñas agujas aplicadas por sitios muy concretos, la mayoría situadas en puntos distantes de la zona que se estaba interviniendo y  a las que se les añadía un cable en la punta de cada una con una pinza de metal minúscula y conectada a  un estimulador electrónico que las movía, a las agujitas que tenía insertadas el paciente  en distintos puntos del cuerpo, la mayoría a mucha distancia de la zona quirúrgica.

Ese acontecimiento debo de reconocer que me fascinó. Al año siguiente, cuando contaba con la edad de 16 años, oí un anuncio en la radio en el que se impartía un curso de       Digitopuntura (curación de distintas dolencias a través del masaje en puntos de acupuntura) y eso me terminó de impactar, ya que aprendí  el concepto que tenía del ser humano y del mundo , la Medicina Tradicional China, que es una Visión integradora y global, Bioenergética y Holística. Valorando al ser humano en relación con el cosmos, y con todos los movimientos de energía que en el cosmos se generan y en los cuales el ser humano también es participe. Para la Medicina Tradicional china, cualquier enfermedad que padezca el ser humano es  un desequilibrio de la energía vital que por el transcurre( le llaman CHI), tanto  en el fluir de la energía como en su  polaridad( Yinn-Yang). Todas las técnicas y los medios que emplea dicha medicina, tienen el mismo fin, restablecer el equilibrio bioenergético del organismo, tanto consigo mismo como con el mundo que le rodea. Sólo así podremos curarlo.

Hay que regular Tanto el ritmo interior del organismo, como su interrelación con el mundo que le rodea ( Cuando estudié Medicina, me di cuenta, que este mismo concepto  que expresaron los médicos chinos hace 5000 años, el Dr. Sellye en los años  50, vino a decir lo mismo, cuando describió  el sistema de adaptación al entorno – Dicho médico e investigador describió  los mecanismos y las hormonas y neurotransmisores que emplea el organismo para dicho fin  y  cuando este mecanismo no está centrado, llega a producir un tipo de estrés patológico).

Con 17 años ingresé en la Facultad de Medicina de Barcelona—Hospital Clinic, con la inquietud de aprender “ El arte de Curar”, dentro de la Universidad . Me encantaban las asignaturas como Biología, Anatomía, Fisiología, pues saber cómo funciona el cuerpo siempre me apasionó. También tuve la suerte de tener muy buenos profesores, que aún hoy son de renombre ( Dr. Rozman, Dr. Gilvernet, Dr. Carretero, Dr. Milla, Dr.Freixas,  Dr. Ortega-Monasterio,  Dr. Barbany,  Dr.Agustí Vidal, Dr. Valdecasas, Dr.Ruano , Dr. Fernandez Cruz…   ) que nos transmitieron su pasión y amor por  la medicina.

El año 1982 acababa medicina, con 23 años, pero después de 6 años y un montón de exámenes y prácticas, el concepto de equilibrio holístico de la salud que tanto me había impactado en el cursillo de Medicina Tradicional China que había realizado antes de entrar en la Facultad, no aparecía por ningún lado en la de medicina occidental universitaria que me habían enseñado en la Facultad. Realmente, los instrumentos terapéuticos con los que contamos los médicos cuando salimos de la facultad, son ( a excepción de los antibióticos, que corrigen las infecciones) medicamentos paliativos( anti-inflamatorios, anti-térmicos, analgésicos, anti-histamínicos) o bien sustancias suplementarias, en caso de defectos hormonales( Insulina en los diabéticos, Tiroxina para los hipotiroideos, etc…), pero carecemos de un modelo de salud al cual aspirar. Todo parecía como si suprimiendo mediante medicamentos químicos los síntomas que provoca una  enfermedad, ya estuviera  todo estuviera solucionado y curado. Nada más lejos de la realidad, pues el problema de raíz queda estancado en el tiempo, al no  ser corregido, tan sólo que el cuerpo no se entera que está mál al estar suprimida la expresión síntomática de la enfermedad, transformándose así en enfermedad crónica. De todo ello me fui dando cuanta más tarde, cuando empecé a ejercer la medicina.

 No cabe ninguna duda que en casos de medicina de Urgencias, eso es así. Es decir, que el empleo de medicamentos químicos de acción directa como la cortisona pueden salvar la vida de una persona en estado de Schoc Anafiláctico, o el empleo de broncodilatadores en una crisis grave de Asma, o una dosis de insulina a un enfermo diabético que entra en coma. Pero este mismo procedimiento tan eficaz en medicina de urgencias, cuando se traspasa a la medicina en asistencia primaria,  genera enfermedades crónicas y enfermedades iatrogénicas(enfermedades  provocadas por los propios medicamentos) porque siguen siendo paliativos, y aunque solucionan las molestias y síntomas agudos de una enfermedad,  no restablecen en profundidad al enfermo, con lo cual vuelven a aparecer los mismos síntomas cuando se les ha pasado el efecto o bien al poco tiempo, añadiendo a la larga una toxicidad química crónica u nuevos síntomas por dicha toxicidad( le llamamos, como he dicho antes, enfermedades iatrogénicas).

Al acabar la carrera, así como por casualidad y en estas sincronías misteriosas que tiene la vida, se organizó en el Colegio de Médicos de Barcelona  las primeras conferencias sobre Acupuntura para médicos. Las daban médicos occidentales, algunos de ellos se habían formado en China, otros en Francia. Es entonces cuando entré de pleno en el mundo de la Medicina Tradicional China y la Acupuntura, pues me sorprendió la eficacia de sus tratamientos, en enfermedades de la más diversa índole. Desde problemas reumáticos, hasta enfermedades alérgicas, asma y por supuesto, problemas de angustia, ansiedad y depresión. Sin duda, la eficacia en todo tipo de dolores, era sorprendente. ( ya no me sorprendió tanto, pues había visto hacia unos años , la conferencia que he explicado antes sobre la anestesia por acupuntura).

En 1984 abría mi consulta como Médico de Medicina General  y especializado en  Acupuntura . Posteriormente y en la inquietud de mejorar la atención médica a mis pacientes, viajé a Lyon, donde aprendí con el Dr. Paul Nogier, la Auriculomedicina. Técnica médica que basada en el descubrimiento que el propio Dr. Nogier realizó, demostrando  que  en el pabellón auricular se encuentran reflejados absolutamente todo el organismo y sus órganos internos , así como los sistemas de control y funcionamiento del mismo, a través de puntos muy precisos que allí se encontraban. El Dr. Nogier no tan sólo describió los puntos reflejos, sino que describió las frecuencias básicas de vibración a la que trabajaban los diferentes órganos y tejidos del organismo, de que manera se reflejaban en los puntos auricules y como centrarlos y corregirlos con  frecuencias de color, o frecuencias de Luz laser. O bien campos electromagnéticos. Este hallazgo permitía diagnosticar y corregir  los diferentes desequilibrios que presentaba cada paciente, dando resultados sorprendentes en enfermedades que hasta entonces habían respondido  mal a los tratamientos clásicos.

Fue aplicando la técnica del Test de Medicamentos, que mi otro profesor de Auriculomedicina, el Dr. Victorino Martínez Figueredo me pidió que fuera a buscar una grupo de muestras de medicamentos homeopáticos. Yo no conocía casi nada de la homeopatía. Algún pequeño comentario despectivo había surgido en alguna clase cuando estuve en la facultad, pero siempre fue  anecdótico.

Tan solo tenía curiosidad, pues cuando estaba interno en Neumología del Hospital Clínico, acabando la carrera, recuerdo que me toco hacer la historia clínica a un enfermo que había ingresado por crisis de Asma 5 veces ese mismo mes. El paciente tenía 67 años, y cuando le hago la entrevista, me comenta que su asma empezó a los 12 años . Que le duró hasta los 29 años, que decidió ir a un Médico Homeópata que este le curó . El asma le había rebrotado hacía 1 año y tenia de 3 a 5 crisis graves, donde se tenía que aplicar oxígeno, cada mes. Yo, a mero de comentario le insinué, que porque no había vuelto a ese Médico Homeópata, ya que obviamente le había ido tan bien. El me contesto sin bacilar….” Porque por desgracia para mí,  mi  Médico Homeópata  ha muerto”.

Posteriormente, cuando ya tenía la consulta como Medico Acupuntor, encontré a un paciente que hacía tiempo que le había perdido la pista,  que tenía una enfermedad degenerativa  llamada espondilitis anquilosante. Me hizo mucha ilusión verlo. A continuación me contó su historia. Me dijo que prácticamente ya no tenía dolores, que aunque con las sesiones de acupuntura que yo le había realizado había mejorado mucho  el dolor,  pero que al poco tiempo volvían y que seguía  necesitando  medicamentos muy fuertes para calmarlos( Butazolidina ), hasta que se trató con Homeopatía. Con esta terapéutica los dolores le desaparecieron y había empezado a mejorar su movilidad y su extrema rigidez.

Al poco tiemo a un paciente, que además era amigo mío, que padecía de Asma y que no terminaba de responder bien con la Acupuntura, le apliqué la Técnica Experimental en Auriculomedicina, del Test de Medicamentos Homeopáticos( sin que yo tuviera la más mínima idea de homeopatía). El test  me dio como resultado, que esa persona necesitaba un medicamento que se llamaba Sulfur . Yo lo administré como aquel que dice, a ciegas, y con la confianza que da la amistad pero no sabiendo ni que era, ni para que servía. Lo que si sabía era que no haría daño, ya que las dosis son infinitesimales  a la que se administran los medicamentos homeopáticos  jamás dan toxicidad ni efectos secundarios. Al mes siguiente, cuando acudió al control, me dijo que  había estado tan sumamente bien que no se lo podía creer, como  hacía muchos años que no se encontraba. Me preguntó qué era eso que le había dado….yo, que no tenía ni idea, tan sólo sabía que era azufre( lo miré posteriormente en un libro) en una concentración muy, muy pequeña.

Con esta experiencia clínica era como obligatorio empezar a estudiar Medicina Homeopática. No fue difícil. Como si todo estuviera sincronizado, me llego el anuncio en el Colegio de Médicos de Barcelona,  donde iban a impartir un curso reglado de formación en Homeopatía, de 3 años de duración profesores de la Facultad de Medicina de Burdeos- Los Dr. Denis Demarque, Jaques Joany, acompañados de profesores españoles, el Dr. Xavier Diez y la Dra. Lola Tremiño.

La Medicina Homeopática me atrapó por completo. Era una medicina que también buscaba el equilibrio de la persona. Que toda persona es diferente y su medicamento tiene que estar adaptado a ella. Que al organismo hay que hacerlo reaccionar para que se equilibre y evolucione hacia el estado de salud, y que para hacerlo reaccionar no sirven las grandes dosis de medicamentos químicos, si no pequeños estímulos bioquímicos, incluso muy pequeños y que si está bien prescrito, siguiendo  un  método terapéutico muy riguroso para su prescripción, es de una eficacia sorprendente.

Cuando un médico que busca lo mejor para sus pacientes, se dedica  a estudiarla y lo comprueba, queda  sorprendido y para siempre “atrapado” por esta terapia tan bonita y elegante. Además de  ampliar enormemente sus posibilidades terapéuticas en todos sus pacientes.

A los 2 años de estudiar y practicar la Medicina Homeopática, el Dr. Xavier Diez, que hasta entonces había sido uno de mis profesores, me llamó para ayudarle en la docencia. Yo me sentí muy halagado por tal proposición, y sentí que tenía que expandir este conocimiento a todos los profesionales de la salud y por supuesto a los médicos, pues es una carencia muy importante en el conocimiento médico, sobre dicha terapéutica.

Llevo 28 años impartiendo clases de Medicina Homeopática. Primero, junto al Dr. Xavier Diez, y el Dr. Dennis Demarque, en el Colegio de Médicos de Barcelona. Posteriormente cursos siempre para médicos, farmacéuticos y veterinarios, en Valencia, Madrid, Bilbao,etc..

En 1994, gracias a la Dra Lola Tremiño, y los cientos de los trabajos y estudios científicos que presentó al Decanato de la Universidad donde se demostraba la eficacia de la Homeopatía de una forma inapelable, se hizo el PRIMER CURSO EN ESPAÑA DE ESPECIALISTA UNIVERSITARIO EN HOMEOPATÍA,  en la  prestigiosa FACULTAD DE MEDICINA DE VALLADOLID.

Yo tuve el honor y el privilegio de formar parte del Profesorado Titular de la Facultad de Medicina y he seguido en él hasta su última promoción, en el año 2008. Allí tuve la gran oportunidad de conocer a Médicos de mucho prestigio, tanto de la medicina clásica, como de la medicina homeopática. Los Catedráticos Dr. Caro-Patón, el Dr. Velasco y grandes profesores como Dr. Escudero, Dr. Eiros, Dr. Aparicio y tantos otros…Y Medicos homeópatas de prestigio mundial como los Dres. Francisco Jose y Javier Eizayaga, o el Dr. Peter Fisher( Actual médico de la Corte Británica) o el Dr. Bernard Peyreau( Cardiologo homeópata en Paris) o Dr. Yves Sant Jean y tantos otros…. De los cuales aprendimos todos, tanto profesores como alumnos. Nos hicieron ampliar los horizontes de visión de la medicina, en todos sus aspectos.

Poco después de empezar el curso de Especialista Universitario en Homeopatía, en Valladolid, se fueron añadiendo distintas Facultades de Medicina. Yo he sido Profesor Colaborador en el Master de medicina Homeopática de la Universidad de Barcelona en 1995, en El Master de Medicina Natural y Homeopatía, en la Facultad de Medicina de Bilbao, En el curso de especialista universitario en Homeopatía en la Facultad de Medicina de Murcia.

Y desde el año 2004 soy profesor en  el Titulo de Especialista Universitario en Homeopatía, de la Facultad de Medicina de Zaragoza.

En los últimos 5 años he ido ampliando mis conocimientos sobre medicina Bioenergética, a raíz de conocer al Dr. Jorge Carvajal. El Dr. Carvajal, antigua alumno también del Dr. Nogier, ha desarrollado un método terapéutico en el que conjugan todas las técnicas de movilización de la Bioenergía, básicamente la Medicina Tradicional China, la Medicina Ayurbédica y sobre todo una gran ampliación e investigación propia siguiendo las directrices de la Auriculomedicina, donde ha incorporado diversas placas de bioresonancia, a modo de espejos, con una informacación determinada en su interior, que ayudan al sistema energético orgánico a reconfigurarse correctamente, eliminando así, la enfermedad( el lo denomina ruido). A ese conjunto de técnicas lo ha llamado Sintergética.

Todas estás técnicas médicas son las que yo práctico y empleo con mis pacientes. Primero examino y diagnostico los problemas de cada persona, y luego lo trato con la técnica terapéutica que veo más conveniente para cada una dellas  y para ese momento de su vida.

Hace ya 33 años que me Licencié en Medicina y que ejerzo la Medicina.  Ninguna de las técnicas que práctico, las considero Medicina Alternativa. La Medicina  en mayúsculas, la configuran  todos los recursos con los que cuenta un médico para  curar y restablecer al paciente , para  retornarlo a su estado de Salud. Siempre teniendo en cuenta que la Salud es  un equilibrio inestable, al que hay que atender en cada momento, al igual que cuando se va en bicicleta, corrigiendo la dinámica cuando se desvía, para que no se pierda el equilibrio y se caiga. Es por ello que lo más importante es prevenir y educar a las personas en la salud. Responsabilizarlas de su propio organismo, que es su máximo tesoro, al que hay que cuidar y así siempre se lo agradecerá, en forma de energía, vitalidad, capacidad de amar y de felicidad.